Crónica 26
Iglesia de San Juan y San Pablo.
…Y
llegamos a la iglesia de San Juan y San Pablo. Eran las dos de la tarde, por
supuesto, estaba cerrada, ya que la mayoría de los templos de Roma cierran de
una a tres, por lo que no nos quedó más remedio que tomarnos un descanso, por
suerte, a pocos metros había un parque hacia donde nos dirigimos, al llegar,
nos sentamos en uno de los bancos, al momento me acosté, poniendo la cabeza
sobre mis brazos y en pocos segundos me quedé dormido, y mientras dormía…,
comencé a soñar, sueño que voy a contar:
“Veníamos
de un largo viaje, por lo que estábamos algo cansados, sin embargo, el embrujo
de Roma nos había envuelto en su manto y por más que quisiéramos descansar,
nuestro cuerpos se negaban, pues al instante se reponían de nueva energía para
que continuáramos nuestro recorrido. Durante el camino preguntamos en más de
una ocasión donde se encontraba la iglesia de los santos Giovanni y Paolo, nos
dijeron que a dos luces de semáforos adelante, por lo que comenzamos a subir
una pequeña cuesta, cuando llegamos a las luces, doblamos a la derecha y
emprendimos por un camino de piedras. Al rato de no divisar la iglesia que buscábamos
nos sentimos como un ave sin rumbo, por suerte; ante nosotros aparecieron dos
monjitas, a las cuales le peguntamos donde se encontraba la iglesia de San
Giovanni y Paolo, nos dijeron que la siguieran, después de andar unos pocos
pasos detrás de ellas, no indicaron una callejuela que nos llevaría hacia
nuestro destino. Mientras caminábamos, sobre nuestras cabezas habían arcos de
piedra, los cuales dejamos atrás: de repente, ante nosotros tomó vida el
campanario de la iglesia, la cual estaba cerrada….En eso desperté, y cuando ya eran
cerca de las tres de la tarde nos dimos cuenta de que la estaban abriendo, por
lo que de inmediato nos dirigimos hacia ella. Segundos después comenzamos
nuestra visita a una de las iglesias olvidadas de Roma.
El
templo estaba algo oscuro, por lo que la toma de fotos y videos se hacía
dificultoso, sin embargo, no cejé en mi empeño de fotógrafo amateur, a la vez
que nos extasiábamos con las obras pictóricas del lugar y alguna que otra
escultura. Empezamos a recorrer cada pasillo de la basílica. En un momento dado
nos dimos cuenta de que en el lugar, además de imágenes y esculturas, también
había vida, vida que no tenía cuerpo, pues siglos atrás, el 26 de junio del año
362 dos hermanos habían sido martirizados por orden del emperador apóstata
Juliano, que por cierto, un año después, el mismo día y a la misma hora, el
emperador era asesinado por uno de sus hombre, mientras estaba en batalla.
Allí
estaban ellos después de más de diecisiete siglos. Sin duda que Giovanni y
Paolo habían salido de sus lechos para darnos un mensaje de amor. Mi esposa,
que iba a mi lado se había percatado de la presencia de ambos hermanos,
entonces, cuando me disponía a dirigirme a ellos, Paolo, me hizo una señal con
su mano de que mantuviera silencio, por lo que estuve mudo a fin de escuchar
sus palabras.
“Hermanos
—nos dijo—; gracias por venir hasta nuestra vivienda, como sabrán, llevamos
muchos años en este lugar y mucho más estaremos, si es que la madre naturaleza
no derrumba esta vieja iglesia, la cual fue levantada sobre nuestra casa años
después de nuestra partida. Si no lo saben, es uno de los templos más antiguo
de Roma, sin embargo; como aquel que dice, nos tienen olvidados”
Cuando
me vine a dar cuenta, el espíritu de ambos hermanos había desaparecido de
nuestros ojos quedando el templo en silencio absoluto, el cual interrumpí al
preguntarle a mi esposa.
—¿Qué
nos quiso decir Paolo, con eso de que los tienen olvidados ?
—Creo
que se refería a que esta iglesia apenas tiene fieles y visitante, ya que son
muy pocas las personas que conocen la historia y martirio de ambos hermanos.
Ellos esperan que nosotros gritemos al mundo que aún existen, y que a pesar de
los años que han pasado, tienen vida.
—Es
verdad, tenemos que pregonar a la humanidad que Roma está llena de iglesias y
basílicas, pero que dentro del monte Celio se encuentra una de las más antiguas
y más pobres en bienes y ornamentación, pero no en espíritu, ya que es una de
las pocas en las que las almas de dos cristianos yacen en el lugar, pues fueron
ejecutados, en propia casa —hoy templo, — antes que adjurar de su fe. Ellos
pertenecían a una familia pudiente y daban alimentos a los cristianos y pobres
que llegaban a la puerta del hogar, por lo que gastaron toda su fortuna. En
tiempos anteriores habían servido al emperador Constantino, y por ende a su
hija Constancia, quien les entregó parte de su fortuna en herencia, con el fin
de que continuaran la labor humanitaria de ayudar al prójimo como está escrito
en las Sagradas Escrituras. Días antes de ser decapitados, entregaron lo que
les quedaba a los pobres.
Mi
esposa y yo, abandonamos el lugar y en aquel momento me dije: Escribiré una
pequeña crónica para que algún día se conozca a voz populi, la vida de estos
dos mártires hermanos, quienes entregaron sus vidas para que la fe de los hijos
de nuestro Señor se acreciente.
Apuntes de la
Iglesia de San Juan y San Pablo.
La iglesia de San Juan y San Pablo está localizada en el
Monte Celio, su construcción data del año 398. Ha sido restaurada varias veces
debido a terremotos y a la inclemencia del tiempo, sin embargo; una de las
restauraciones más importante —la de la fachada— estuvo a cargo del cardenal
Francis Joseph Spellman, en el año 1951.
En el año 410 fue saqueada por los visigodos y
en el 1084 por los normandos. La iglesia
está dedicada a dos jóvenes militares; Juan y Pablo, quienes fueron
martirizados bajo las órdenes del emperador Julián el apóstata, debido a que
los mismos no renegaron de su fe cristiana.
Entre los datos curiosos de esta iglesia, —según cuenta
la historia—, está el que los hermanos fueron sepultados en el lugar donde
vivían, cuando en esa época se prohibía enterrar a los muertos en las
propiedades, sobre todo, si estaban dentro de la ciudad. Esto fue posible
porque los soldados que les dieron muerte fueron quienes los enterraron, ya que
no querían dejar saber al pueblo lo sucedido y mucho menos, dejar huellas de la
desaparición de ambos hermanos.
Otro de los datos interesantes es que en la misma iglesia
se encuentra la tumba de San Juan de La Cruz, además; desde hace mucho tiempo
es la Casa General de los Pasionistas.
La nave tiene 44 metros de largo y 14 y medio de ancho.
Tiene varias capillas y un campanario, el cual se construyó en el siglo XII,
sobre un templo dedicado al emperador Claudio. Antes de llegar a la iglesia hay
que atravesar por una estrecha calle, en la cual hay varios arcos de ladrillos,
los que le dan sostén, y por si fuera poco, a muy pocos metros se encuentra un
bello parque que invita a descansar bajos sus frondosos árboles, lo cual hizo
este cronista.
Crónica 26
Iglesia de San Juan y San Pablo.
…Y
llegamos a la iglesia de San Juan y San Pablo. Eran las dos de la tarde, por
supuesto, estaba cerrada, ya que la mayoría de los templos de Roma cierran de
una a tres, por lo que no nos quedó más remedio que tomarnos un descanso, por
suerte, a pocos metros había un parque hacia donde nos dirigimos, al llegar,
nos sentamos en uno de los bancos, al momento me acosté, poniendo la cabeza
sobre mis brazos y en pocos segundos me quedé dormido, y mientras dormía…,
comencé a soñar, sueño que voy a contar:
“Veníamos
de un largo viaje, por lo que estábamos algo cansados, sin embargo, el embrujo
de Roma nos había envuelto en su manto y por más que quisiéramos descansar,
nuestro cuerpos se negaban, pues al instante se reponían de nueva energía para
que continuáramos nuestro recorrido. Durante el camino preguntamos en más de
una ocasión donde se encontraba la iglesia de los santos Giovanni y Paolo, nos
dijeron que a dos luces de semáforos adelante, por lo que comenzamos a subir
una pequeña cuesta, cuando llegamos a las luces, doblamos a la derecha y
emprendimos por un camino de piedras. Al rato de no divisar la iglesia que buscábamos
nos sentimos como un ave sin rumbo, por suerte; ante nosotros aparecieron dos
monjitas, a las cuales le peguntamos donde se encontraba la iglesia de San
Giovanni y Paolo, nos dijeron que la siguieran, después de andar unos pocos
pasos detrás de ellas, no indicaron una callejuela que nos llevaría hacia
nuestro destino. Mientras caminábamos, sobre nuestras cabezas habían arcos de
piedra, los cuales dejamos atrás: de repente, ante nosotros tomó vida el
campanario de la iglesia, la cual estaba cerrada….En eso desperté, y cuando ya eran
cerca de las tres de la tarde nos dimos cuenta de que la estaban abriendo, por
lo que de inmediato nos dirigimos hacia ella. Segundos después comenzamos
nuestra visita a una de las iglesias olvidadas de Roma.
El
templo estaba algo oscuro, por lo que la toma de fotos y videos se hacía
dificultoso, sin embargo, no cejé en mi empeño de fotógrafo amateur, a la vez
que nos extasiábamos con las obras pictóricas del lugar y alguna que otra
escultura. Empezamos a recorrer cada pasillo de la basílica. En un momento dado
nos dimos cuenta de que en el lugar, además de imágenes y esculturas, también
había vida, vida que no tenía cuerpo, pues siglos atrás, el 26 de junio del año
362 dos hermanos habían sido martirizados por orden del emperador apóstata
Juliano, que por cierto, un año después, el mismo día y a la misma hora, el
emperador era asesinado por uno de sus hombre, mientras estaba en batalla.
Allí
estaban ellos después de más de diecisiete siglos. Sin duda que Giovanni y
Paolo habían salido de sus lechos para darnos un mensaje de amor. Mi esposa,
que iba a mi lado se había percatado de la presencia de ambos hermanos,
entonces, cuando me disponía a dirigirme a ellos, Paolo, me hizo una señal con
su mano de que mantuviera silencio, por lo que estuve mudo a fin de escuchar
sus palabras.
“Hermanos
—nos dijo—; gracias por venir hasta nuestra vivienda, como sabrán, llevamos
muchos años en este lugar y mucho más estaremos, si es que la madre naturaleza
no derrumba esta vieja iglesia, la cual fue levantada sobre nuestra casa años
después de nuestra partida. Si no lo saben, es uno de los templos más antiguo
de Roma, sin embargo; como aquel que dice, nos tienen olvidados”
Cuando
me vine a dar cuenta, el espíritu de ambos hermanos había desaparecido de
nuestros ojos quedando el templo en silencio absoluto, el cual interrumpí al
preguntarle a mi esposa.
—¿Qué
nos quiso decir Paolo, con eso de que los tienen olvidados ?
—Creo
que se refería a que esta iglesia apenas tiene fieles y visitante, ya que son
muy pocas las personas que conocen la historia y martirio de ambos hermanos.
Ellos esperan que nosotros gritemos al mundo que aún existen, y que a pesar de
los años que han pasado, tienen vida.
—Es
verdad, tenemos que pregonar a la humanidad que Roma está llena de iglesias y
basílicas, pero que dentro del monte Celio se encuentra una de las más antiguas
y más pobres en bienes y ornamentación, pero no en espíritu, ya que es una de
las pocas en las que las almas de dos cristianos yacen en el lugar, pues fueron
ejecutados, en propia casa —hoy templo, — antes que adjurar de su fe. Ellos
pertenecían a una familia pudiente y daban alimentos a los cristianos y pobres
que llegaban a la puerta del hogar, por lo que gastaron toda su fortuna. En
tiempos anteriores habían servido al emperador Constantino, y por ende a su
hija Constancia, quien les entregó parte de su fortuna en herencia, con el fin
de que continuaran la labor humanitaria de ayudar al prójimo como está escrito
en las Sagradas Escrituras. Días antes de ser decapitados, entregaron lo que
les quedaba a los pobres.
Mi
esposa y yo, abandonamos el lugar y en aquel momento me dije: Escribiré una
pequeña crónica para que algún día se conozca a voz populi, la vida de estos
dos mártires hermanos, quienes entregaron sus vidas para que la fe de los hijos
de nuestro Señor se acreciente.
Apuntes de la
Iglesia de San Juan y San Pablo.
La iglesia de San Juan y San Pablo está localizada en el
Monte Celio, su construcción data del año 398. Ha sido restaurada varias veces
debido a terremotos y a la inclemencia del tiempo, sin embargo; una de las
restauraciones más importante —la de la fachada— estuvo a cargo del cardenal
Francis Joseph Spellman, en el año 1951.
En el año 410 fue saqueada por los visigodos y
en el 1084 por los normandos. La iglesia
está dedicada a dos jóvenes militares; Juan y Pablo, quienes fueron
martirizados bajo las órdenes del emperador Julián el apóstata, debido a que
los mismos no renegaron de su fe cristiana.
Entre los datos curiosos de esta iglesia, —según cuenta
la historia—, está el que los hermanos fueron sepultados en el lugar donde
vivían, cuando en esa época se prohibía enterrar a los muertos en las
propiedades, sobre todo, si estaban dentro de la ciudad. Esto fue posible
porque los soldados que les dieron muerte fueron quienes los enterraron, ya que
no querían dejar saber al pueblo lo sucedido y mucho menos, dejar huellas de la
desaparición de ambos hermanos.
Otro de los datos interesantes es que en la misma iglesia
se encuentra la tumba de San Juan de La Cruz, además; desde hace mucho tiempo
es la Casa General de los Pasionistas.
La nave tiene 44 metros de largo y 14 y medio de ancho.
Tiene varias capillas y un campanario, el cual se construyó en el siglo XII,
sobre un templo dedicado al emperador Claudio. Antes de llegar a la iglesia hay
que atravesar por una estrecha calle, en la cual hay varios arcos de ladrillos,
los que le dan sostén, y por si fuera poco, a muy pocos metros se encuentra un
bello parque que invita a descansar bajos sus frondosos árboles, lo cual hizo
este cronista.
Crónica 26
Iglesia de San Juan y San Pablo.
…Y
llegamos a la iglesia de San Juan y San Pablo. Eran las dos de la tarde, por
supuesto, estaba cerrada, ya que la mayoría de los templos de Roma cierran de
una a tres, por lo que no nos quedó más remedio que tomarnos un descanso, por
suerte, a pocos metros había un parque hacia donde nos dirigimos, al llegar,
nos sentamos en uno de los bancos, al momento me acosté, poniendo la cabeza
sobre mis brazos y en pocos segundos me quedé dormido, y mientras dormía…,
comencé a soñar, sueño que voy a contar:
“Veníamos
de un largo viaje, por lo que estábamos algo cansados, sin embargo, el embrujo
de Roma nos había envuelto en su manto y por más que quisiéramos descansar,
nuestro cuerpos se negaban, pues al instante se reponían de nueva energía para
que continuáramos nuestro recorrido. Durante el camino preguntamos en más de
una ocasión donde se encontraba la iglesia de los santos Giovanni y Paolo, nos
dijeron que a dos luces de semáforos adelante, por lo que comenzamos a subir
una pequeña cuesta, cuando llegamos a las luces, doblamos a la derecha y
emprendimos por un camino de piedras. Al rato de no divisar la iglesia que buscábamos
nos sentimos como un ave sin rumbo, por suerte; ante nosotros aparecieron dos
monjitas, a las cuales le peguntamos donde se encontraba la iglesia de San
Giovanni y Paolo, nos dijeron que la siguieran, después de andar unos pocos
pasos detrás de ellas, no indicaron una callejuela que nos llevaría hacia
nuestro destino. Mientras caminábamos, sobre nuestras cabezas habían arcos de
piedra, los cuales dejamos atrás: de repente, ante nosotros tomó vida el
campanario de la iglesia, la cual estaba cerrada….En eso desperté, y cuando ya eran
cerca de las tres de la tarde nos dimos cuenta de que la estaban abriendo, por
lo que de inmediato nos dirigimos hacia ella. Segundos después comenzamos
nuestra visita a una de las iglesias olvidadas de Roma.
El
templo estaba algo oscuro, por lo que la toma de fotos y videos se hacía
dificultoso, sin embargo, no cejé en mi empeño de fotógrafo amateur, a la vez
que nos extasiábamos con las obras pictóricas del lugar y alguna que otra
escultura. Empezamos a recorrer cada pasillo de la basílica. En un momento dado
nos dimos cuenta de que en el lugar, además de imágenes y esculturas, también
había vida, vida que no tenía cuerpo, pues siglos atrás, el 26 de junio del año
362 dos hermanos habían sido martirizados por orden del emperador apóstata
Juliano, que por cierto, un año después, el mismo día y a la misma hora, el
emperador era asesinado por uno de sus hombre, mientras estaba en batalla.
Allí
estaban ellos después de más de diecisiete siglos. Sin duda que Giovanni y
Paolo habían salido de sus lechos para darnos un mensaje de amor. Mi esposa,
que iba a mi lado se había percatado de la presencia de ambos hermanos,
entonces, cuando me disponía a dirigirme a ellos, Paolo, me hizo una señal con
su mano de que mantuviera silencio, por lo que estuve mudo a fin de escuchar
sus palabras.
“Hermanos
—nos dijo—; gracias por venir hasta nuestra vivienda, como sabrán, llevamos
muchos años en este lugar y mucho más estaremos, si es que la madre naturaleza
no derrumba esta vieja iglesia, la cual fue levantada sobre nuestra casa años
después de nuestra partida. Si no lo saben, es uno de los templos más antiguo
de Roma, sin embargo; como aquel que dice, nos tienen olvidados”
Cuando
me vine a dar cuenta, el espíritu de ambos hermanos había desaparecido de
nuestros ojos quedando el templo en silencio absoluto, el cual interrumpí al
preguntarle a mi esposa.
—¿Qué
nos quiso decir Paolo, con eso de que los tienen olvidados ?
—Creo
que se refería a que esta iglesia apenas tiene fieles y visitante, ya que son
muy pocas las personas que conocen la historia y martirio de ambos hermanos.
Ellos esperan que nosotros gritemos al mundo que aún existen, y que a pesar de
los años que han pasado, tienen vida.
—Es
verdad, tenemos que pregonar a la humanidad que Roma está llena de iglesias y
basílicas, pero que dentro del monte Celio se encuentra una de las más antiguas
y más pobres en bienes y ornamentación, pero no en espíritu, ya que es una de
las pocas en las que las almas de dos cristianos yacen en el lugar, pues fueron
ejecutados, en propia casa —hoy templo, — antes que adjurar de su fe. Ellos
pertenecían a una familia pudiente y daban alimentos a los cristianos y pobres
que llegaban a la puerta del hogar, por lo que gastaron toda su fortuna. En
tiempos anteriores habían servido al emperador Constantino, y por ende a su
hija Constancia, quien les entregó parte de su fortuna en herencia, con el fin
de que continuaran la labor humanitaria de ayudar al prójimo como está escrito
en las Sagradas Escrituras. Días antes de ser decapitados, entregaron lo que
les quedaba a los pobres.
Mi
esposa y yo, abandonamos el lugar y en aquel momento me dije: Escribiré una
pequeña crónica para que algún día se conozca a voz populi, la vida de estos
dos mártires hermanos, quienes entregaron sus vidas para que la fe de los hijos
de nuestro Señor se acreciente.
Apuntes de la
Iglesia de San Juan y San Pablo.
La iglesia de San Juan y San Pablo está localizada en el
Monte Celio, su construcción data del año 398. Ha sido restaurada varias veces
debido a terremotos y a la inclemencia del tiempo, sin embargo; una de las
restauraciones más importante —la de la fachada— estuvo a cargo del cardenal
Francis Joseph Spellman, en el año 1951.
En el año 410 fue saqueada por los visigodos y
en el 1084 por los normandos. La iglesia
está dedicada a dos jóvenes militares; Juan y Pablo, quienes fueron
martirizados bajo las órdenes del emperador Julián el apóstata, debido a que
los mismos no renegaron de su fe cristiana.
Entre los datos curiosos de esta iglesia, —según cuenta
la historia—, está el que los hermanos fueron sepultados en el lugar donde
vivían, cuando en esa época se prohibía enterrar a los muertos en las
propiedades, sobre todo, si estaban dentro de la ciudad. Esto fue posible
porque los soldados que les dieron muerte fueron quienes los enterraron, ya que
no querían dejar saber al pueblo lo sucedido y mucho menos, dejar huellas de la
desaparición de ambos hermanos.
Otro de los datos interesantes es que en la misma iglesia
se encuentra la tumba de San Juan de La Cruz, además; desde hace mucho tiempo
es la Casa General de los Pasionistas.
La nave tiene 44 metros de largo y 14 y medio de ancho.
Tiene varias capillas y un campanario, el cual se construyó en el siglo XII,
sobre un templo dedicado al emperador Claudio. Antes de llegar a la iglesia hay
que atravesar por una estrecha calle, en la cual hay varios arcos de ladrillos,
los que le dan sostén, y por si fuera poco, a muy pocos metros se encuentra un
bello parque que invita a descansar bajos sus frondosos árboles, lo cual hizo
este cronista.
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