miércoles, 15 de octubre de 2014

PLAZA DEL POPOLO

        Crónica 12
        Plaza del Popolo

            Minutos antes habíamos salido del Castillo de San Ángelo y cruzado el puente del mismo nombre. De inmediato comenzamos a caminar hacia el norte por la vía Lungotevere en busca de la plaza del Popolo. Cuando llegamos al puente Cavour, nos desviamos y tomamos por la vía Ripetta. De vez en cuando mirábamos nuestro mapa para saber donde nos encontrábamos. Otras, le preguntábamos a alguna de las personas que se cruzaban en nuestro andar. Y así, preguntando acá y allá nos fuimos acercando, hasta que pudimos ver el enorme obelisco que representa el corazón de la plaza del Popolo. Minutos después llegamos.
            En antaño, en este lugar hubo un viñedo, cuyos terrenos fueron confiscados por el papa Clemente VII, con el fin de construir la vía del Balbuino. De esta plaza salen otras dos vías de gran importancia, la de Ripetta y la del Corso, razón por la cual a este lugar también se le conoce como el Tridente.
            Un dato curioso es que en el año 1500 la Cámara Apostólica, a pedido del gobernador de Roma, el cardenal Girolamo Rusticucci le puso un tributo a las prostitutas con el fin de recabar fondos para realizar el proyecto del Papa Clemente VII. Sin lugar a dudas, que esta plaza también pudiera haberse llamado Piazza del Popolo y delle Puttane, pues fue con el “sudor” de ellas que se pudo recolectar el dinero
            Lo primero que hicimos al llegar fue sentarnos en el borde de una de de las cuatro fuentes. Era un poco más de la una de la tarde, por lo que las tres iglesias que queríamos visitar, Santa María de Montesanto, Santa María de los Milagros y Santa María del Popolo, estaban cerradas. Fue en la capilla Chagi de esta última iglesia donde tuvo lugar una de las escena de la película Ángeles y Demonios, donde muere el primero de los cardenales secuestrados.
             En el lugar no fue mucho lo que pudimos hacer, no obstante me acerque a uno de los laterales de la plaza donde se encontraba la diosa Roma, para observarla de cerca y ver si tomaba vida. A sus pies había una fuente y debajo de la diosa una escultura de Luperta con Rómulo y Remo, ambos; chupándoles las tetas a la loba. No obstante mis buenas intenciones, la diosa siguió estática, sin hacerme caso. No muy lejos estaba la estatua de Neptuno, y al otro lado estaba la vía Gabriele D’Annunzio, en la que se eleva una escalera que conduce hasta la colina del Pincio.
            Mientras Margarita descansaba, yo me acerque a la puerta norte de la plaza, la cual en épocas remotas era uno de los caminos por los que se entraba a Roma, que por cierto, esta puerta y todo el conjunto de la plaza fue reformada por orden del papa Alejandro VII para recibir a la reina Cristina de Suecia, la cual había abrazado el catolicismo, renunciando a su fe protestante. Las reformas estuvieron a cargo del arquitecto y escultor Gian Lorenzo Bernini.       
            En el centro de la plaza se encuentra un obelisco egipcio, que en sus orígenes fue dedicado al faraón Ramsés II, el cual está entre cuatro fuentes. En cada una de ella hay un león echando agua por la boca.



            Apuntes de la Plaza del Popolo.
            La plaza del Popolo es de forma ovoidea, fue diseñada en el año 1099 por el arquitecto Giuseppe Veladier.
            En la plaza hay tres iglesias, dos de las cuales se les conoce como las iglesias gemelas. Siglos antes, en el lugar habían enterrado al emperador Nerón bajo las sombra de un nogal. Según dice la leyenda, el fantasma del emperador se paseaba por la zona, lo cual tenía aterrorizado a los romanos. Para espantar el fantasma, el papa Pascual II mandó a talar el nogal y en su lugar mandó a construir la capilla de Santa María del Popolo, después echó lo que quedaba del emperador al Tíber.
            En cada una de la iglesias que se encuentran en esta plaza existen obras pictórica y escultóricas maravillosas, tal es que las manos artísticas de los hombres se esmeraron en abundancia. Entre las obras que podemos resaltar están: las de Carvaggio, Rafael, Pinturicchio, Carraci, Bernini, Donato Bramante y otros.
            En el centro de la plaza se empina un obelisco egipcio que fue construido en Hieliópolis, en el siglo segundo antes de Cristo y llevado a Roma en el año diez a.C. Muchos siglos después, en 1589, fue colocado en la plaza del Popolo. Su altura es de 24 metros, aunque en sus orígenes fue colocado en el Circo Máximo. A este obelisco también se le conoce como el obelisco Flaminio.

            No todo lo que emana en esta plaza es amor y perdón, pues, hasta comienzos del siglo XIX era uno de los lugares designados para las ejecuciones de los reos condenados a muerte, por lo que es posible que en sus adoquines se encuentren manchas de sangre.